El Hotel Compostela se encuentra ubicado dando frente a la Plaza de Galicia y con entrada a través de la Fuente de San Antonio.
La Plaza de Galicia, situada al Sur del antiguo recinto amurallado de la cuidad, se convirtió a lo largo de los siglos en la nueva entrada de Compostela, accediendo al recinto amurallado por la Puerta denominada “Porta da Mámoa”. De este punto partían los accesos más importantes de la ciudad: al Este la carretera de La Coruña a través de la Fuente de San Antonio, al Oeste la carretera de Pontevedra y Vigo a través de la calle de la Senra; y al Sur la carretera de Orense por la calle del Hórreo, que comunicaba con la Estación de Ferrocarril. A este punto llegaban todos los viajeros y en esta Plaza se ubicaba hasta la década de los setenta la estación de autobuses, lo que convirtió este espacio en un auténtico río humano rodeado de hoteles, fondas y restaurantes al servicio del viajero. Fue en esta zona donde surgieron los primeros establecimientos hoteleros y, sin lugar a dudas, el primer HOTEL con mayúsculas de la ciudad de Santiago: el HOTEL COMPOSTELA.
En el solar ocupado actualmente por el Hotel Compostela se construyó alrededor de 1730, y promovido por los monjes benedictinos del poderoso Monasterio de San Martin Pinario, un edificio destinado a albergar las instalaciones del Tribunal de la Fe – la “Santa” Inquisición – según las trazas del arquitecto Fernando Casas Novoa, autor de la famosa Fachada Barroca del Obradoiro de nuestra catedral. El gobierno francés (1809 – 1814) anula los tribunales de la Inquisición, el gobierno absolutista los restablece en 1814 y a partir de ese momento, y hasta la definitiva abolición de la citada institución en 1834, el edificio se destina a diversos usos como: escuela de niños, Administración de Rentas del Estado, Colegio de Farmacia de San Carlos, contando con un copioso herbolario del que formaba parte el de Pourrel y de los útiles precisos para la Cátedra de Materia Farmacéutica y Física y Química con apreciable colección de Historia Natural, y ya en el siglo XX compartieron sus instalaciones la Unión Obrera, los talleres de la Tipografía Galaica y, en dependencia anexa, La Carrilana, con sus cocheras. El edificio original fue demolido en 1913 y en su solar se construyeron sucesivamente un Garaje –de la empresa La Unión según proyecto del arquitecto López de Rego- y siete años más tarde se adaptó a su uso como Teatro, con trazas Modernistas, el Teatro Royalty. En 1927 es derribado el edificio para construir en él el PRIMER GRAN HOTEL de la ciudad.
La obra del arquitecto vigués Antonio de Cominges constituye la mejor instalación hotelera de Santiago hasta la conversación en la década de los cincuenta del Antiguo Hospital de los Reyes Católicos en el actual Parador Nacional. Inauguradas sus instalaciones en 1929 la publicidad de la época se jactaba de ser un establecimiento de PRIMER ORDEN expresamente construido para HOTEL y con 100 habitaciones y 100 cuartos de baño, todas con agua caliente y fría y a todas horas, calefacción central, ascensores y teléfonos. Un “lujo” poco imaginable en aquellos tiempos.
Pasaron por sus instalaciones ilustres invitados como: Dña. Eva Perón, Dr. Gregorio Marañón, Majestad D. Alfonso XIII, el Sr. García Lorca, Duque de Westminster, Sr. Valle Inclán, D. Carlos de Borbón y Dña. Alicia de Borbón.
Famosos en la sociedad compostelana fueron los Bailes de Universitarios celebrados en sus salones, su restaurante y su cafetería con terraza orientada al sol de la tarde dando a la Plaza de Galicia tristemente eliminada al ubicar en el subsuelo de la Plaza un parking público. El interior de la cafetería se usaba también como biblioteca, en la que multitud de compostelanos actualmente mayores de 40 años estudiaron sus carreras universitarias.
El edificio se encuentra catalogado en el Plan de Protección y Rehabilitación de la Ciudad Histórica de Santiago de Compostela, en cuya ficha se recogen los elementos protegidos tanto de fachada como interiores y destacando el capitel de la columna de la esquina de la edificación, el escudo, los balcones y rejerías, o el basamento y las cornisas.
Y tras sucesivas reformas, llegamos al Hotel que es hoy, fruto del pasado y adaptado a las necesidades del presente, con la vista puesta en el futuro para seguir ofreciendo los servicios con el mismo espíritu de “Hotel de Primer Orden” con el que nació en 1929.
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